Es una técnica que se emplea en la actualidad con diferentes fines, ya sea como complemento de la actividad física, en rehabilitación o en terapias específicas para tonificar una parte del cuerpo. El músculo recibe un impulso eléctrico por medio de electrodos, lo que genera una contracción muscular leve.
La publicidad en torno a los electroestimuladores, sobre todo en cuanto a los cinturones para el abdomen, ha confundido a muchos, haciendo creer que la técnica permite la eliminación de grasa, algo totalmente erróneo, ya que no provoca una elevación de la frecuencia cardiaca ni un gasto calórico significativo.
Además, debemos comprender que la electroestimulación genera un trabajo muscular pasivo que, a diferencia del activo como es la ejercitación propiamente dicha, no brinda todos los beneficios de ésta, sino que puede usarse para complementar la misma.
Si bien se ha comprobado que la técnica contribuye a ganar fuerza y tono muscular, sobretodo en casos de atrofia muscular, nunca superará ni reemplazará al entrenamiento muscular.
Por otro lado, es importante que sepamos cómo usar un electroestimulador correctamente, ya que la intensidad de los impulsos eléctricos podrá variar de acuerdo a la finalidad con que se use, y una estimulación demasiado elevada, puede provocar severas molestias. Para prevenir ésto, nada mejor que contactar con un kinesiólogo o un preparador físico conocedor del tema, que nos permita disfrutar de los beneficios que la electroestimulación puede ofrecer sin riesgos.
La electroestimulación puede ser usada después de una intervención quirúrgica en dónde todavía no se permite el trabajo muscular activo y ésta nos permite mantener la fuerza y el tono muscular.
Asimismo, puede usarse en casos de lesiones que necesitan que el nervio vuelva a estimular al músculo como antes, o en lesiones articulares donde no se pueda ejercitar un músculo de manera tradicional.
La publicidad en torno a los electroestimuladores, sobre todo en cuanto a los cinturones para el abdomen, ha confundido a muchos, haciendo creer que la técnica permite la eliminación de grasa, algo totalmente erróneo, ya que no provoca una elevación de la frecuencia cardiaca ni un gasto calórico significativo.
Además, debemos comprender que la electroestimulación genera un trabajo muscular pasivo que, a diferencia del activo como es la ejercitación propiamente dicha, no brinda todos los beneficios de ésta, sino que puede usarse para complementar la misma.
Si bien se ha comprobado que la técnica contribuye a ganar fuerza y tono muscular, sobretodo en casos de atrofia muscular, nunca superará ni reemplazará al entrenamiento muscular.
Por otro lado, es importante que sepamos cómo usar un electroestimulador correctamente, ya que la intensidad de los impulsos eléctricos podrá variar de acuerdo a la finalidad con que se use, y una estimulación demasiado elevada, puede provocar severas molestias. Para prevenir ésto, nada mejor que contactar con un kinesiólogo o un preparador físico conocedor del tema, que nos permita disfrutar de los beneficios que la electroestimulación puede ofrecer sin riesgos.
La electroestimulación puede ser usada después de una intervención quirúrgica en dónde todavía no se permite el trabajo muscular activo y ésta nos permite mantener la fuerza y el tono muscular.
Asimismo, puede usarse en casos de lesiones que necesitan que el nervio vuelva a estimular al músculo como antes, o en lesiones articulares donde no se pueda ejercitar un músculo de manera tradicional.
Cabe aclarar que la electroestimulación está contraindicada en algunas patologías y condiciones tales como enfermedades coronarias, embarazadas, personas con marcapaso, entre otras que por alguna u otra razón, no pueden beneficiarse con su uso.
Entonces, la electroestimulación puede utilizarse con previo conocimiento y asesoramiento profesional, sin olvidar que sus beneficios no pueden sustituir al trabajo muscular activo que realizamos durante el entrenamiento y menos aún, quemar grasas como muchos suponen erróneamente.
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