Un grupo de científicos estudió los hábitos de un grupo de 44.452 hombres durante 10 años para llegar a la conclusión de que el ejercicio intenso permite reducir hasta un 42% el riesgo de sufrir un infarto de miocardio.
Una buena actividad física intensa, como lo es el running, protege nuestro corazón. No es la primera vez que una investigación demuestra que existe una relación inversa entre la actividad física y el riesgo de enfermedad cardiaca. Sin embargo, y aunque las personas sedentarias tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto, nunca se ha establecido con exactitud cuál es el nivel óptimo de ejercicio.
De hecho, se ha descubierto que es más importante la intensidad que el tiempo dedicado. Por eso, aunque admiten que se pueden obtener algunos beneficios cardiosaludables del hecho de caminar o rodar muy, muy lento, se subraya que es más importante la intensidad que imprimamos: El ejercicio debe ser vigoroso para que realmente pueda protegernos de afecciones cardiovasculares.
Cada dos años, los participantes en el estudio fueron preguntados por la cantidad de ejercicio que habían practicado semanalmente en los últimos 365 días. Desde el inicio del estudio se excluyó específicamente a cualquier hombre con afecciones coronarias para evitar posibles interferencias en los resultados, al cabo de los 10 años de investigación se registraron 1.700 nuevos casos de enfermedades coronarias.
Después de analizar los datos, se observó que los hombres que corrían al menos una hora a la semana tenían una reducción del riesgo de padecer alguna enfermedad del corazón del 42%. Incluso un ejercicio más ligero como caminar a paso rápido permitía una reducción del riesgo del 18%. En el caso de quienes levantaban pesas durante media hora o más a la semana, la reducción era del 23%, mientras que remar al menos 60 minutos semanales permitió reducir el riesgo coronario un 18%.
Una buena actividad física intensa, como lo es el running, protege nuestro corazón. No es la primera vez que una investigación demuestra que existe una relación inversa entre la actividad física y el riesgo de enfermedad cardiaca. Sin embargo, y aunque las personas sedentarias tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto, nunca se ha establecido con exactitud cuál es el nivel óptimo de ejercicio.
De hecho, se ha descubierto que es más importante la intensidad que el tiempo dedicado. Por eso, aunque admiten que se pueden obtener algunos beneficios cardiosaludables del hecho de caminar o rodar muy, muy lento, se subraya que es más importante la intensidad que imprimamos: El ejercicio debe ser vigoroso para que realmente pueda protegernos de afecciones cardiovasculares.
Cada dos años, los participantes en el estudio fueron preguntados por la cantidad de ejercicio que habían practicado semanalmente en los últimos 365 días. Desde el inicio del estudio se excluyó específicamente a cualquier hombre con afecciones coronarias para evitar posibles interferencias en los resultados, al cabo de los 10 años de investigación se registraron 1.700 nuevos casos de enfermedades coronarias.
Después de analizar los datos, se observó que los hombres que corrían al menos una hora a la semana tenían una reducción del riesgo de padecer alguna enfermedad del corazón del 42%. Incluso un ejercicio más ligero como caminar a paso rápido permitía una reducción del riesgo del 18%. En el caso de quienes levantaban pesas durante media hora o más a la semana, la reducción era del 23%, mientras que remar al menos 60 minutos semanales permitió reducir el riesgo coronario un 18%.
Recordá siempre consultar con un médico antes de iniciar cualquier plan de actividad física intensa y preferentemente hacerlo de forma progresiva, programada y dirigido por un prefesional.
Prof. Hernán Paganini
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